sábado, 17 de septiembre de 2011


PRACTICA SOCIAL
Sede: Meléndez
Fecha: Septiembre -08 - 2011
Estudiante(s):           Edison Villegas
             

“Democracia” es una palabra compuesta por dos voces griegas: demos, “pueblo” y kratos, “poder”
Entre los años 620 y 593 antes de Cristo Atenas, la principal de las ciudades griegas, recibió de Dracón y de Solón sus primeras leyes fundamentales. Fue así como se inició la evolución que culminaría en la democracia. Es que, gracias a las leyes de Dracón y de Solón, se instaló la distinción entre las leyes de la Naturaleza, poblada de dioses, y las leyes puramente “humanas” de la ciudad. Sin esta distinción, no habría sido posible la democracia.
Entre aquéllos que contribuyeron a definir las instituciones en esta era revolucionaria estaban los así llamados “demócratas”, un término nuevo, que poco antes había entrado a formar parte del vocabulario usado en contiendas políticas. Algunos identificaban como democracia aquello por lo cual luchaban, o a lo cual se oponían. Resulta mucho mas fácil especificar aquello contra lo que los demócratas luchaban que lo que proponían. Ciertamente, los demócratas se oponían a la monarquía de derecho  divino, a las inmutables jerarquías hereditarias, a las instituciones corporativas auto-preservadas. Pero no era en absoluto obvio, a fines del siglo XVIII, qué instituciones conformarían estos nuevos sistemas democráticos.
Los creadores de la democracia moderna se apropiaron del término usado en la repúblicas de Roma y Atenas, pero sin intentar recrear las instituciones asociadas a la democracia antigua. Salvo raras excepciones, decisiones en asambleas ciudadanas y representantes seleccionados por sorteo jugaron un papel muy limitado en el diseño institucional de los estados nacionales.
más aún, la arena política no era dominio exclusivo de quienes debatían las instituciones democráticas y los contornos de la ciudadanía. Partidarios de otros proyectos de sociedad la compartían. La derrota militar francesa hacía aparecer que la idea misma de democracia había fracasado en Europa. Del otro lado del océano, sin embargo, el mundo social y político por venir parecía estar ya claramente anticipado en las Américas.  El comentario hecho por de Tocqueville es aquí pertinente: “en la actualidad, el principio de soberanía del pueblo ha adquirido en Estados Unidos todo el desarrollo práctico que es dable imaginar”. Sin embargo, a principios del siglo XXI, pocos considerarían democrático un país en que las mujeres no podían votar, en que había millones de esclavos y en que las minorías étnicas no tenían acceso a derechos ciudadanos.
La estabilidad de la democracia en la Europa de la posguerra -en Alemania y en otros países- habría necesitado que los valores y la cultura democráticos estuvieran profundamente enraizados en la conciencia popular. Precisamente,la I Guerra Mundial había provocado una profunda crisis de la conciencia europea. Ya se verá también que, en esa crisis, el nacionalismo, el "ethos" de la violencia revolucionaria, las tentaciones fascista y comunista, lasfilosofías irracionalistas, adquirieron vigencia social extraordinaria.
En América Latina, pese a la poderosa influencia que en su origen y posterior configuración tuvieron las ideas de la revolución francesa, numerosos países latinoamericanos vivieron desde su nacimiento largos períodos de anormalidad democrática. El siglo XIX presenció el surgimiento de numerosos caudillos que, desde provincias o regiones periféricas, se rebelaron contra los débiles gobiernos centrales y se hicieron con el controlpolítico de sus respectivos países. Son ejemplos destacados del caudillismo decimonónico Juan Manuel de Rosas en la Argentina, José Gaspar Rodríguez de Francia en Paraguay y Antonio López de Santa Anna en México. Ya en el siglo XX, la instauración de regímenes dictatoriales respondió en general a situaciones nacionales de mayor complejidad en las que las motivaciones personales de quienes dirigieron los levantamientos desempeñaron un papel no exclusivo.
La democracia corresponde a una de las formas actuales de convivencia del ser humano más comunes en el mundo, la cuál corresponde a la idea de la igualdad entre los hombres y la libertad de todos para decidir cómo regir sus propias vidas.En la actualidad, la gran mayoría de países en el mundo son democráticos, y estructuran sus formas de gobierno en principios establecidos durante la Revolución Francesa, tales como:
 ·Igualdad: Todos los hombres son iguales ante la ley sin importar su color de piel, sexo, religión o condición social.
 · Libertad: Todos los ciudadanos pueden hacer aquello que no les prohíba la ley.
 ·Constitución: Conjunto de leyes que sean aplicables a todos los ciudadanos de un Estado.
 ·Representatividad: Los ciudadanos tienen derecho a elegir y ser elegidos; el voto es el mecanismo que permite la representación de todos los ciudadanos en cabeza de unos pocos para que se puedan hacer cargo del gobierno.
 En el siglo XIX, la democracia fue entendida específicamente como la designación de los gobernantes por medio del sufragio; pero la democracia es más que eso: es la participación de la ciudadanía en el poder, pues entre más alta sea la participación de los ciudadanos en un país se puede decir que es más alto el grado de democracia en éste.
 La democracia por naturaleza promueve la crítica, el disenso. La democracia es prácticamente una invitación para que movimientos sociales desafíen a quienes detentan el poder. Tales movimientos pueden operar dentro de las definiciones actuales de democracia, pueden representar una crítica implícita a esas definiciones, pueden ser un abierto llamado a instaurar una democracia más verdadera, pueden abogar, implícita o explícitamente, por restringir la democracia o incluso pueden ser decididamente antidemocráticos. Ningún otro principio de legitimidad, además de la democracia, permite que quienes no controlan el poder accedan a tal variedad de desafíos, al mismo tiempo que constriñe la capacidad de las elites para detener a sus adversarios.
Generalmente hemos pensado que los derechos ciudadanos son una manera de alcanzar derechos humanos. Los estados son instrumentos para hacer cumplir estos derechos. En un estado tras otro, el avance de los derechos de ciudadanía era el camino para hacer realidad los derechos humanos. Una forma de aumentar la probabilidad de que los gobiernos cumplieran, sería haciéndolos dar cuenta de sus acciones a los gobernados. Con la expansión geográfica de la democratización, se haría avanzar los derechos humanos en el mundo. Los estados democráticos no han estado libres de tortura, violencia étnica ni hambre, pero sí de genocidio y hambrunas masivas. Así y todo, en un mundo en que los estados varían tanto en términos de riqueza y poder, el tema de los derechos en un orden global creciente y cambiante puede convertirse en fuente importante de conflicto, estimulando movimientos sociales y estimulando también resistencia a esos movimientos. La cuestión de quién debe darle cuenta a quién, cómo y sobre qué materias debe ser repensada. En cierto modo, los derechos humanos pueden efectivamente ser una ampliación de los derechos ciudadanos, creciendo estado tras estado, pero por otro lado, pueden estar opuestos a los derechos de ciudadanía, en la medida que las diferencias de riqueza y poder en un sistema globalizado constituyen un obstáculo a ellos.
Concepto de democracia y sus consecuencias:
La democracia así como todos los pensamientos del hombre origina sus propias consecuencias, las que corresponden en este caso a principalmente al intento de imponer en la actualidad este modo de pensar a todos los pueblos del mundo sin importar su origen o su historia por parte de los pueblos poderosos y que aún por medio de la violencia intentan demostrar que su modo de pensar es el correcto, olvidando que todos los hombres son iguales y que por tanto todas las formas de pensar son igualmente validas siempre que conlleven un desarrollo del hombre.
En definitiva, el hombre occidental al considerarse en la actualidad el dueño del mundo y el dueño de la historia por lo que plantea sus formas políticas, religiosas, sociales y económicas por sobre las de los demás pueblos del mundo y sus diversas formas de verse a si mismos que en verdad son tan validas como podrían llegar a ser las del hombre occidental que continúa avanzando sobre el resto de los seres humanos para probarse a si mismo que está en lo correcto, como si una victoria por la fuerza pudiese demostrar al vencido que el vencedor estaba en realidad en lo correcto sólo por haberlos derrotado


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